sábado, 28 de marzo de 2015
Series turcas esconden la precariedad laboral
Las teleseries turcas, que han conquistado audiencias con galanes rompecorazones, heroínas rebeldes y paisajes de postal, esconden jornadas agotadoras y precariedad laboral durante los rodajes. La producción de series de ficción turcas logran éxito de audiencias en Europa, en Medio Oriente y también en América Latina y en Estados Unidos, pero las condiciones en los rodajes preocupan a los trabajadores.
Las jornadas de grabación llegan a extenderse entre 15 y 18 horas al día, en desmedro de la vida personal de los trabajadores, pero además también suponen un riesgo para su salud e incluso para sus vidas. “El peor día trabajé en el rodaje durante 27 horas”, dijo a la AFP la joven actriz turca Elif Nur Kerkuk.
“Era como volver a la esclavitud”, contó la intérprete que recuerda que después de 24 horas de grabar escenas en el centro de Turquía, todo el equipo subió a un bus para volver a Estambul para otro día de trabajo, sin tener tiempo ni de dormir ni de prepararse. Kerkuk afirmó que llegó a preguntarse sobre el sentido de todo ese esfuerzo. “¿Así va a ser mi vida?”, evocó, aunque afirma que se quedó porque le encanta su trabajo.
Tras una serie de accidentes fatales, surgieron varios sindicatos y los actores se unieron para organizar un movimiento en la industria de las telenovelas, con el objetivo de presionar a las empresas y al gobierno para mejorar las condiciones.
El año pasado, Selin Erden, un asistente de video de 26 años, murió cuando un chofer del equipo, muy cansado por la falta de sueño, lo atropelló, mientras que en septiembre de 2014 otro trabajador murió de un ataque al corazón tras sumar 45 horas de trabajo en solo tres días.
“Todo lo que tu madre te dijo sobre lo que no tenías que hacer, en esta industria hay que olvidarlo y tirarlo por la ventana”, contó Tilbe Saran, una actriz que también es la secretaria general del Sindicato de Actores turcos. “Solo en países del Tercer Mundo la gente trabaja así. Pero ésta es la forma turca de hacer las cosas: sin supervisión, sin medidas de seguridad, sin respeto por la vida”, afirmó.
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