Hasta Matt Groening dudó de ‘Los Simpson’

Decían que no iba a durar. Que era insultante para las familias, nefasto para los niños y nada recomendable para alcohólicos en vías de recuperación.

Incluso su creador, Matt Groening, dudó tanto de la idea de hacer animación para adultos que garabateó algo sin ninguna esperanza de que eso durara.

Así nacieron Los Simpson, la familia amarilla de dibujo simplón, ojos grandes con un punto por pupila y gran apetencia por los donuts que, 25 años más tarde, sigue en antena como la serie más longeva de la Tv de todos los tiempos, drama o comedia.

Un fenómeno cultural que ha introducido expresiones como ¡Doh! y ¡Woo-hoo! en el diccionario y ha vendido más de $us 11.823 millones en productos que llevan su nombre. “Seas terrícola o marciano habrá algo con lo que te identificarás en esta serie”, declaró Groening a El País.

Su vinculación fue inmediata, bautizando a los personajes con los nombres de su propia familia: Homero, su padre; su madre, Marge; su hermana, Lisa; y hasta su hermana Maggie, la menor a la que le gustaba tanto el chupete como al personaje animado. Para Bart, su creador usó un sonido parecido a su nombre además de ligeramente descriptivo (similar a brat, que define a alguien más que travieso).

Con este plantel, Groening respondió a la oferta del productor televisivo James L. Brooks de reinventar la animación en televisión sin poner en peligro su serie de tiras cómicas Life in Hell.

“Nadie se había atrevido a tratar una serie animada que fuera dirigida a alguien más que a los niños”, analizó Bill Plympton, director de animación y uno de los colaboradores de la serie en la famosa escena del sillón con la que comienzan todos los episodios.

En la actualidad, Groening se identifica más con Homer que con Bart. Han pasado 25 años. Y visto en perspectiva, está más convencido que nunca de su suerte más que de su talento.

“Estuve en el lugar adecuado en el momento justo. Los Simpson no habría funcionado de no ser entonces, con una cadena que empezaba (Fox) y no le importó arriesgarse”.