lunes, 1 de junio de 2015
Shyamalan aprende a manejarse en televisión
Durante años, la Tv era demasiado pequeña para M. Night Shyamalan. “No era un medio en el que encajara mi estética”, reconoce a El País sin disimulo el director de filmes como Sexto sentido o El protegido.
Hombre de grandes producciones, conocido por un ego todavía mayor, no disimula el desdén que sentía por un medio que solo aprendió a apreciar con Los Soprano. Fue cuando a sus ojos, la pequeña pantalla se convirtió en un dios “capaz de infiltrarse en todo lo que hacemos, desde nuestra forma de vestir hasta nuestra conversación”.
Aun así, tuvo que pasar más de una década (y un par de sonados fracasos en cine como Airbender: El último guerrero o After Earth) hasta que el realizador indio encontró el proyecto televisivo a su medida. Su título: Wayward Pines.
“Estoy aprendiendo a manejarme en televisión”, admite por una vez con humildad. El medio le ha gustado, pero le parece más duro que el cine. ¿Qué aprendió? “A acabar cada episodio en un punto álgido y organizar cortes para la publicidad”. ¿Qué cambió? “Me planteé Wayward Pines como si fuera una película”.
A Shyamalan le ha gustado tanto esto de la Tv que no la descarta en un futuro y con algún proyecto más personal aunque igual de enrevesado. “Por el momento no puedo dar detalles, pero esta vez no esperaré a encontrar un guión que me interese”, añade críptico, pero entusiasmado.
Basada en el best seller homónimo de Blake Crouch, a Shyamalan le encantó su premisa: las cosas nunca son tan perfectas como parecen serlo en una pequeña localidad de Idaho (EEUU) llamada Wayward Pines, donde el agente Ethan Burke (Matt Dillon) se despierta vapuleado y preguntándose cómo le ha llevado hasta allí su búsqueda de dos compañeros desaparecidos.
Lo que más despertó la curiosidad del realizador es que no supo hacia dónde iba el guión hasta llegar a sus últimas páginas.
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