miércoles, 17 de julio de 2013

Galleta que secuestró ‘Lucas’ vuelve a su dueño



El rocambolesco secuestro de la galleta dorada gigante que ondeaba sobre el horno familiar Bahlsen de Hannover (Alemania), reivindicado por “Lucas”, el monstruo comegalletas de Plaza Sésamo, tuvo un final feliz aunque sin respuestas.

Seis meses después de que el emblema de la fábrica galletera desapareciese una noche sin dejar rastro, los 20 kilos de dulce regresaron a su lugar, el ornamentado pendón a hombros de dos estatuas metálicas sobre el portón del edificio de 1911 de su sede central.

Bahlsen organizó un pequeño acto para restaurar la galleta —convertida ya en icono mediático en Alemania— y tratar de pasar página cuanto antes, pese a que el misterioso secuestro sigue sin haberse resuelto.

Atrás queda, o eso espera la dirección de esta conocida empresa familiar alemana, la estrambótica pesadilla de la desaparición de la galleta, la petición de rescate de “Lucas” por carta y su posterior hallazgo, colgada del cuello de la estatua de un caballo rampante.

La tragedia de Bahlsen, con hilarantes visos cómicos, comenzó el 21 de enero, cuando a primera hora de la mañana los empleados de administración de la central descubrieron, al llegar a trabajar, que la galleta gigante situada sobre la puerta desde hacía más de un siglo había sido robada.

La simbólica galleta fue devuelta por “Lucas” a cambio de un donativo en especie de Bahlsen al hospital infantil de Hannover y de que la recompensa de 1.000 euros ofrecida por él fuese a un refugio local para animales abandonados.


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