Chespirito edificó un mundo de diversión en el que las cachetadas, el llanto y los golpes eran dados “sin querer queriendo”. Sin embargo, en la vida real, los reveses no eran tan entretenidos ni causaban tanta risa, ya que poco a poco acabaron con la ‘bonita vecindad’ del Chavo.
Los tres implicados en un “Sin querer queriendo”, fueron Carlos Villagrán (Quico), Roberto Gómez (El Chavo) y Florinda Mesa (doña Florinda), cuando Villagrán sostuvo una relación con la esposa de Gómez que derivó en la salida de Quico el año 1978.
Meses después, don Ramón Valdés decidió salir de la vecindad y seguir su camino. Algunos dicen que se fue por la molestia que le generó el poder que se adjudicó Florinda; otros dicen que se trató solo de la solidaridad con Quico, pero cualquiera sea el caso ese “con permiso dijo monchito”, fue definitivo.
Por otro lado, la vida del Señor Barriga, no estaba muy lejos de lo que pasaba en la vecindad. El Chavo era el causante de muchas de sus desdichas. Pero la discreción de Edgar Vivar no permitió confirmar ni descartar nada.
Cuando Quico se alejó de la Vecindad y siguió interpretando su papel, Chespirito le inició una guerra legal para impedirlo. Ésto no le impidió a Villagrán seguir con el personaje que lo cambio por Kiko.
Al desmoronarse la Vecindad, la Chilindrina siguió con su personaje, pero El Chavo le inició una demanda legal, el año 1995 la actriz registró a la niña como un personaje suyo y continuó con un show propio. Chespirito se lo permitió pero la eliminó de la versión animada de “El Chavo del 8”, creada el año 2006.
Por lo general Chespirito prefiere no hablar de sus dos excompañeros, pero en una entrevista afirmó “no quiero humillar de ninguna manera, pero la preparación intelectual, y precisamente de ellos dos, es bajísima”. Kiko también lo acusó de haber ofrecido un show privado para una de las cabezas del narcotráfico colombiano.
Y aunque atravesaron un problema similar, las relaciones entre Kiko y la Chilindrina no son de las mejores. Él dijo refiriéndose a élla que “no se junta con la chusma” y que “ya huele a azufre” y élla le respondió que “debería ir al otorrino”.
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