Moe Szyslak es uno de los habitantes de la ciudad de Springfield que ha tenido que soportar más bromas de Bart Simpson a lo largo de las 25 temporadas de la popular serie de animación. Las llamadas del travieso vástago de Homer Simpson a la Taberna de Moe preguntando por un supuesto cliente cuyo nombre y apellido forman cualquier frase malsonante son uno de los gags más repetidos y celebrados de este longevo programa de televisión.
Sin embargo, lo que muy pocos saben es que el personaje de Moe, un camarero amargado y solitario que una vez soñó con ser boxeador, está inspirado en una persona real que, al igual que su homólogo animado, era objeto de una cruel broma telefónica.
Para conocer los entresijos de esta historia que reseña el blog «Cooking Ideas», es necesario trasladarse hasta el Tube Bar, un tugurio de la ciudad de Jersey, regentado desde 1933 por Louis «Red» Deutsch, un antiguo boxeador de origen ucraniano que compitió en la categoría de los pesos pesados, y que al igual que la Taberna de Moe carecía de aseo de señoras.
A mediados de los años 70, dos jóvenes llamados John Elmo y Jim Davidson tuvieron la idea de llamar a este local para mofarse de su camarero. El sistema era exactamente el mismo que utiliza Bart Simpson para sacar de sus casillas a Moe y provocar las carcajadas de sus parroquianos. Y, al igual que en la serie, Deutsch descargaba su ira dedicando toda clase de improperios a los bromistas a través del hilo telefónico.
Durante todo el tiempo que el antiguo boxeador fue objeto de sus bromas, Elmo y Davidson se dedicaron a grabar las llamadas y distribuir las cintas entre sus conocidos. Poco a poco, las grabaciones fueron pasando de mano en mano y alcanzaron una gran popularidad en todo Estados Unidos, hasta que llegaron a las manos de Matt Groening. El creador de «Los Simpson» decidió homenajear a Red inspirándose en su historia para crear el personaje de Moe y tomó prestadas las gamberradas telefónicas para convertir a Bart en un pequeño vándalo.
Louis Deutsch murió en 1983, por lo que jamás llegó a conocer a su alter ego animado, mientras que los dos amigos aprovecharon la popularidad que habían alcanzado sus fechorías para publicar varios discos con las grabaciones de las bromas que habían gastado al pobre Red y a los propietarios de otros bares de la zona.
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