sábado, 29 de noviembre de 2014

Cuando pagar la renta no fue el único problema

Los golpes dados ‘sin querer queriendo’ en la vecindad, en la vida real no eran tan graciosos. Mientras la serie triunfaba en la pantalla chica y se transmitía en horario estelar, detrás de cámaras sucedían batallas legales que poco a poco fueron desintegrando al elenco y acabando con el show en 1980. Todo empezó cuando Carlos Villagrán (Quico) dejó el programa por diferencias con Gómez, pues decía que este le tenía celos y envidia, y quería llevarse el personaje de ‘cachetes de marrana flaca’ para hacer su propio programa.

Aunque dicen que los problemas empezaron por líos de ‘ruleros’, pues Villagrán tenía una relación con Florinda Meza (Doña Florinda) y Chespirito se la robó. Un romance que ocasionó el divorcio de Gómez con su primera esposa y madre de sus seis hijos, Graciela Fernández. Villagrán siguió interpretando a Quico, y Gómez comenzó una batalla legal para evitar que siga lucrando con el niño que él creó, así que Villagrán cambió el nombre de Quico por Kiko, y alteró algunos aspectos de la vestimenta. Ramón Valdés lo siguió a sus nuevos programas llamados Federrico y ¡Ay, qué Kiko!, series sin éxito.

Pero este actor no fue el único en tener ‘encontrones’. María Antonieta de las Nieves (Chilindrina) también luchó por la autoría de su personaje, alegando que ella había aportado tanto que era suyo.

En 1995 registró el papel de la hija de Don Ramón bajo su nombre. En 2002, Roberto Gómez Fernández, hijo de Chespirito, intentó renovar los derechos de los personajes y se encontró con la sorpresa de que la Chilindrina ya no era propiedad de su padre. Hubo demandas, hasta que en junio del 2013, De las Nieves aseguró que había ganado la batalla.

Rubén Aguirre (Profesor Girafales) y Édgar Vivar (Señor Barriga) aseguran haber tenido muy buena relación con Chespirito y que las acciones de Villagrán y de las Nieves fueron “una canallada”

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