domingo, 7 de julio de 2013

Un análisis del libro y de la serie, basada en la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin

Cuando tenía 14 años quedé fascinado por la historia de los Pictos, un belicoso pueblo que habitaba el norte de Inglaterra y que ofreció una feroz resistencia a las legiones del imperio romano. Estos singulares guerreros tenían por costumbre pintarse la cara y el cuerpo de color azul para así poder reconocerse entre pares en medio del frenesí de la batalla. Si la guerra tiene algún lado místico y noble, tenía que ser este, pensé.

Desde que leí Juego de Tronos, el primer libro de la saga Canción de Hielo y fuego, de George R R. Martin, no pude dejar de pensar en los dos antecedentes mencionados. Y es que si algo define la saga de Martin son los blasones, animales identificatorios, valores, tradiciones y, por qué no, maldiciones que rigen los destinos de las casas que buscan hacerse del trono de Westeros (poniente). Desde el carácter estoico de los Stark resignados a esperar por siempre el frío: “El invierno se acerca”, pasando por la soberbia de los Lannister: “Oye mi rugido”, la aceptación de un sino asociado al pillaje de los Greyjon: “Nosotros no sembramos”, el orgullo de los Baratheon: “Nuestra es la furia,” hasta llegar a la locura de los Targaryen: “Sangre y fuego,” cada familia es una ‘marca’ en sí, que genera adeptos y críticos.

Cada casa en Juego de Tronos tiene una mitología y una identidad propia, ¿no queda claro que los Lannister y los Tyrell visten ropa de diseñador? por algo sus blasones son el león y una flor. Los Baratheon llevan un reno en sus estandartes y su ropa es sencilla y sombría; los Boltom, que eligieron un hombre desollado, asemejan no ser más nada que un puñado de verdugos; los Greyjon parecen estar enfundados en caparazones de cangrejos. Su indumentaria de cuero y metal es complementada con el Kracken que lucen sus estandartes.
Además, la forma en que está escrita la novela va revelando episodios que reflejan un punto de vista de cada una de estas casas y sus personajes sobre la lucha por el poder. Este detalle, de gran significado en los libros, adquiere otras dimensiones en la serie de televisión.

La serie
Los episodios de la serie tienen un ritmo vertiginoso que deja al espectador sin aliento y preguntándose en qué se fue la hora del episodio. La pericia de la producción radica principalmente en la capacidad de producir la temporada correspondiente a un libro en un año, mientras que el autor toma en promedio cuatro o cinco para escribir cada libro. La pregunta que azota las redes sociales es: ¿Qué va a suceder cuando la serie alcance a los libros?

Otro aspecto muy interesante de la estructura de la serie es el poco apego que Martin tiene para con sus personajes. Imagínense que en El señor de los anillos Frodo sea asesinado 15 minutos después de recibir el anillo, así más o menos se dan las cosas en Juego de Tronos. Cuándo estas empezando a entender la complejidad de un personaje, este desaparece de un plumazo.

En una reciente entrevista Martin dejó clara su postura: “Supongo que uno escribe el tipo de material que le gustaría consumir como lector. Me gustan las cosas inesperadas y siempre me gustó que el suspenso fuera real. Siempre vemos en las películas a un héroe en apuros, rodeado por veinte tipos, pero sabemos que se va salvar porque es el héroe. No sentís realmente miedo por él. Quiero que mis lectores tengan miedo cuando mis personajes estén en peligro. Quiero que tengan miedo de dar vuelta la página porque puede que el personaje principal no sobreviva”.

Esta fue la temporada de los grandes giros en la historia: Rob Stark a pesar de ser ungido rey en el Norte demostró que su pasta de estadista terminaba debajo de su cintura. Jamie Lannister, el hermano incestuoso de Cercei, y una de las dos razones por las que empezó todo el lío perdió la mano, pero a medida que avanzó la serie fue ganando dignidad y creciendo como personaje.

Con extrañas criaturas que rondan de a miles el muro y los bárbaros armando un ejército para tomar todo Poniente, es por demás obvio que el conflicto que se avecina va más allá de las ambiciones humanas centradas en un trono y en una corona, y que va a requerir de inverosímiles alianzas. Pero esos son detalles que se verán el próximo año en la cuarta temporada. Mientras tanto, a esperar con calma. The winter is coming

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